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  • Foto del escritorGonzalo Visedo

Diario de un cortometraje (pedir una subvención, instrucciones de uso)

Lugar: Madrid Fecha: marzo 2014 Hora: No hay horas para esto. Protagonistas: Servilleta, mi socio en esto (Rodrigo López), Hugo Serra (que asesoró) y un huevo de trabajo.

Si hay algo que define a un español de “pro”, aparte de hablar a gritos y tirar los huesos de aceituna en el suelo de los bares, es opinar y juzgar sin estar informado mínimamente sobre el asunto del que habla. Yo diría incluso que es un deporte nacional que supera al tema de los sobres bajo la mesa o poner a caldo al vecino. En esto ha hecho mucho daño el fútbol (y eso que a mí me encanta), donde todo el mundo opina, todo el mundo sabe, todo el mundo se siente perjudicado, especialmente por unos señores de negro que tratan de poner justicia al juego (estaría bien que un día un árbitro entrase en un bar y le diese un silbato a alguno y le dijese eso de: “ya que lo ves tan fácil eso de arbitrar en un sitio en el que miles se acuerdan de tu madre… ¡pues hazlo, tú, cabrón!”); pero también dañan esas tertulias televisivas cargadas de maniqueísmo antediluviano predeterminado en busca de audiencia (y pasta, claro). Todos llevamos dentro un tertuliano con ganas de gresca.

Por este motivo, voy a hablarles de un tema conflictivo como tal, carne de cañón de tertulias y del que al parecer todo el mundo sabe. Sí, les voy a hablar de… ¡¡¡las vilipendiadas subvenciones del cine!!!… Ésas que sirven de lamento a todo españolito que se viste por los pies y que paga con sus impuestos (que son de todos, pero bueno) para financiar la vidorra de ese grupo de vagos, hippies y licenciosos de la vida que nunca han tenido un trabajo serio. Curiosamente ese español, como Dios manda, nunca se queja de aeropuertos faraónicos sin aviones o autopistas inútiles vacías, también pagadas con sus impuestos, ¡¡¡pero ésa es otra historia, hombre por favor!!!…  se llama sectarismo ideológico.

Efectivamente, las subvenciones al cine no deberían existir, eso sería señal de que ésta es una industria donde todo el mundo querría invertir, pero lamentablemente no es el caso. El cine necesita un pequeño respaldo, como otras industrias, que nadie niega sean más importantes. Es indudable que se han hecho películas malas, y que también ha habido productores jetas, pero como en todo colectivo, no todos deben pagar los pecados de unos cuantos. Parece que hemos olvidado a empresarios sin escrúpulos que se han hecho con cantidades millonarias gracias “supuestos” cursos de formación, encima para desempleados, que sólo existían en la imaginación de esos mangantes. Yo sólo espero que los que braman contra las subvenciones al cine, se acuerden de estas cosillas. De todas formas, no es bonito generalizar ni fustigar a todo un colectivo por unos cuantos, ya sean empresarios, productores, árbitros o incluso dentistas (por si alguno se lo lleva crudo, quién sabe). Pero bueno, la moderación (ya no hablemos de sensatez) resulta imposible en este (y cualquier) tema de un país tan polarizado en lo ideológico (cargado de odio, generalmente) y en las opiniones (de un lado u otro, me da igual).

Con este texto no pretendo dar opinión, más bien lo contrario, pretendo explicar mi experiencia presentando proyectos a las subvenciones al cine (he pedido unas cuantas, generalmente como guionista y director, ahora también lo he hecho como productor), que en el fondo es parecido a pedir una ayuda para montar una churrería, o un proyecto cualquiera que pueda crear industria (y trabajo, ojo, que olvidamos eso, con estas ayudas creas empleo).

Voy a hacerlo teniendo como referencia la que acabo de presentar a cortometraje el pasado mes de marzo, que de alguna forma tiene alguna similitud para el largometraje, donde el aspecto económico es bastante importante, al ser más caros, obviamente. Digamos que lo que pretendo explicar es el curro que hay que hacer para intentar optar a que te den una cantidad de dinero que sirva para complementar una financiación que, por algún lado, debe tener parte de financiación privada, al menos un 50%. Por supuesto, luego todo esto pasa por un comité que se encarga de evaluarlo, aunque allí si hubiera enchufes, influencias o amiguismos, es algo que se me escapa. Por mi parte, he sido más veces rechazado que aceptado en esto de las ayudas, y cuando esto último ha pasado, pues la verdad que no conocía a nadie, ni tampoco me preocupé demasiado en quién pudiera estar en el comité (aunque sé que hay gente que se preocupa por ello). Sigo siendo un ingenuo, por no decir un imbécil, pero confío en la transparencia (y honestidad) de la gente, aunque este país se ha definido por la corrupción en todas las capas de la sociedad, no sólo los políticos o banqueros.

Por lo pronto lo que debe (o debería) importar es… la historia. Así de llano, así de simple. La puta historia, ésa que pretende emocionar, reír, impactar, pensar o simplemente entretener. Es lo más importante, ya puedes adornarlo, maquetarlo, o imprimirlo en llamativos colores, que lo importante es la historia, porque aquí estamos para contar historias y esto debe ser lo importante. Luego las hay todo tipo: autorales, sociales, filosóficas, intensitas, o simplemente de género.

Hasta ahí, estamos de acuerdo, pero es importante de cara al comité de selección que estén bien presentadas, eso es lo mínimo. Hay que hacer una sinopsis (en mi humilde opinión creo que debe ser de media a una página si es un largometraje; unas líneas o párrafo para un cortometraje) donde levantes el interés del lector en querer afrontar el guión que tiene a continuación. Hay gente que hace sinopsis de dos o tres páginas, incluso más largas. No digo que esté mal, sobre todo en este mundo en que nadie tiene tiempo de leer, pero creo que ése debe ser un ejercicio que hay que hacer con las productoras, que generalmente te piden sinopsis más o menos largas. En este tema de las subvenciones el comité lo forma gente diversa que va a leer tu guión (sí o sí), por tanto no creo que sea necesario una sinopsis tan larga (ojo, en la ayudas para desarrollo de guión, sí que es necesaria esa sinopsis larga y un tratamiento también largo, porque se supone que el dinero que te dan es para escribir el guión… lamentablemente con los recortes, esas ayudas se han ido al garete), cuando puedes despertar el interés con unas líneas.

Luego viene tu guión, la clave realmente de todo esto, si bien, según las bases, ayuda que previamente haya recibido algún tipo de ayuda para desarrollo previa (en el caso de largometraje), lo cual me parece absurdo, pero bueno, eso no debe distraer del propósito principal de que la historia, los personajes, la trama principal, los secundarios tengan suficiente fuerza. Desde luego que aquí entra lo subjetivo, y los gustos del que lo lee, digan lo que digan, por eso es importante que, al menos, el guión esté bien redactado, bien presentado y de la forma más profesional y digna posible (existen formatos sencillos en Internet sin necesidad dejarse una pasta en un programa al efecto). Luego debe haber poca retórica en la forma de ser escrito, nada de términos técnicos, ni cámaras o dollies que van y vienen. Cuenta tu historia de manera sencilla, literaria, en presente de indicativo, intentando que el lenguaje sea claro, pero no repetitivo.

Teniendo tu sinopsis y guión (se da por hecho que lo tienes previamente escrito si te presentas a subvención) ya hay la mitad del trabajo realizado, pero amigo, lamentablemente aún queda mucho, lo más coñazo, diría yo.

Yo he trabajado para la Administración en tema de becas europeas (trabajos de supervivencia, mientras uno sigue con esto del cine), donde empresas e instituciones educativas (desde institutos de formación profesional a universidades) presentan proyectos para poder enviar a alumnos, y trabajadores, a realizar prácticas laborales en Europa. El reparto del dinero público (en este caso europeo) es aún mayor que en Cultura, y muchas las influencias y presiones, pero los evaluadores (hasta donde yo sé) son independientes, importando poco que lean un proyecto de una humilde escuela, o de una universidad que manda cientos de alumnos. El caso es que, aunque haya instituciones grandes con experiencia de años en estos proyectos, si se relajan en la exposición del proyecto, y el razonamiento de los números (ahora iremos con ello), les van a penalizar en la puntuación. Por tanto, en las ayudas al ICAA pasa algo parecido, compiten grandes y pequeños por igual, que luego haya presiones, no digo que no, pero el que lee tu proyecto (si eres pequeño) es alguien independiente que va a tener muchos más proyectos en la mesa y que desea encontrar una buena historia.

A diferencia de esas ayudas a las becas europeas de las que hablo, en las ayudas al ICAA tienes la posibilidad de que tu propuesta puedas presentarla de la manera visual más atractiva, saliendo de un formulario estricto que apenas te da margen para nada. Si bien es cierto que hay ciertas partes de la propuesta (sobre todo el plan de financiación, el presupuesto y el historial del director, guionista y las productoras) que son comunes para todos, rellenándose un formulario de solicitud.

Pero para el resto del (digamos) dossier, tienes cierta libertad (el presupuesto también debes hacerlo según modelo del ICAA, que se puede descargar en la web del Ministerio). En especial hablo de la memoria del proyecto, algo que básicamente consiste en que el director del cortometraje (o largometraje) exponga de manera clara (y visual) cómo va a llevar a la pantalla ese maravilloso guión. El director y el guionista no deberían ser la misma persona, pero estamos en España, un lugar donde tienes más futuro recogiendo bellotas que escribiendo para cine (en televisión, es otra cosa, aunque también los tiempos han cambiado allá), así que generalmente director y guionista son la misma persona, una pena porque suelen ser interesantes las distintas perspectivas, pero es lo que hay, y yo soy un claro ejemplo de guionista-director.

Es muy habitual que los que nos dedicamos a esto del cine, y que ya llevemos años presentando memorias, apabullemos con referencias cinematográficas para explicar nuestra película, como si quisiéramos demostrar el mucho cine que hemos visto y la cultura visual que poseemos. Cuando leía proyectos para las becas europeas, no encontraba cosas originales, casi siempre eran propuestas cargadas de tópicos bienintencionados y frases hechas sacadas de un manual. Y las memorias que he leído de proyectos para corto (y largos), incluidos los míos, son una larga diatriba de referencias fílmicas. No me considero experto, la verdad, de hecho sigo aprendiendo cada vez que presento un proyecto nuevo, aunque sí voy teniendo claro que prefiero no abrumar con tantas referencias cinematográficas, casi prefiero explicar por qué cuento esa historia, por qué precisamente elijo esos personajes, esa época, esas localizaciones, pero especialmente cuál es mi punto de vista como narrador y donde me dejo ver yo en esa historia, porque siempre hay un motivo, un tema, un porqué, algo que a uno le atrae de esa historia que has elegido entre otras muchas historias. Si vas teniendo una filmografía, o guiones escritos (da igual que se queden en un cajón), en ellos se suele repetir alguna motivación especial (al menos en mi caso).


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(Ejemplo de referencias fílmicas que he usado en mi memoria)

No me considero alguien con una imaginación o fantasía apabullantes, las historias que he contado suelen tener una fuerte base de realidad (incluso inspirados en hechos reales) que me gusta adornar bajo un género que se acerque a mis gustos del cine de entretenimiento. Luego hay temas que me llaman la atención; como guionista suele repetir algunos aspectos como el egoísmo del ser humano, el abuso del fuerte sobre el débil, la irremediable soledad y la insignificancia del ser humano ante el mundo o la naturaleza. También se repite (¿inconscientemente?) la forma de contar las historias, en mi caso me gustan los finales abiertos, que inevitablemente se repiten un guión tras otro, aunque no me cierro a otro tipo de finales, todo depende de la historia; eso sí, nunca empiezo a escribir sin tener claro cómo voy a terminar, que espero sea abierto y deje al espectador libertad para interpretar.

Finales cerrados o abiertos apartes, sobre todas las cosas creo que debe oírse la voz de uno como narrador ¿Qué es lo que lo que te hace diferente a los otros mil que presentan su historia?  Para mí (ojo, para mí) es lo más importante que debe reflejarse en la memoria, si bien puedo estar equivocado, que es lo habitual en mi ser.

Aconsejo no sobrecargar de fotos la memoria, pueden ser una distracción a lo que se va a contar realmente; poner fotogramas de muchas películas, pues son eso, fotogramas de películas que todos amamos y que son buenos referentes, pero debes intentar mostrar cómo vas a hacer tu película (o corto), si bien entiendo que es complicado y a veces recurrir a escenas de grandes películas puede ayudar. Por eso me parece interesante tener un story board, ya sea muy cuidado (si tienes un ilustrador que te ayuda, estupendo), pero también valen simples muñecos, que hoy en día puedes currarte con programitas de la Red. Es importante que visualmente se puedan ver reflejadas tus intenciones como realizador, cómo vas a transformar ese guión literario en imágenes.


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(Varias viñetas del story de “Anywhere”, dibujadas por Francis Díaz Fontán)

Si tienes claras las localizaciones, no dudes en poner fotos de ellas también, incluso mostrar a un lado la foto de la localización, y al otro lado la viñeta del story, para que el lector pueda ir viendo tus intenciones visuales, que intuya cómo va a poder quedar tu historia, que es más importante que fotos de momentos de películas en las que digas que son tu referente, pero que todos sabemos que no va a quedar igual. De hecho, las películas deben ser referentes narrativos para que el lector se haga una idea de que tu historia es un thriller, una comedia, una de terror o un drama, pero poco más.


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(Localizaciones de “Anywhere y sus correspondientes momentos en el story)

Por tanto, resumiendo, que es gerundio: en la memoria del proyecto tenemos que explicar la puesta en escena (notas del director), sería interesante el story board, las localizaciones que tienes en mente, y luego se pueden añadir más variantes que hagan comprender tus intenciones narrativas. Hay gente que habla de la evolución de los personajes, pero me parece más interesante contar cómo vas a trabajar con los actores, los ensayos (en caso de cortometraje no vas a disponer de mucho tiempo, si los actores son muy conocidos), o si prefieres naturalismo e improvisación pura y dura, o mezclar ambas técnicas; si hay acción, o los personajes son profesionales de lo que sea, cómo vas a preparar a los actores (cuando hice Tchang la gente de “Al filo de lo imposible” los preparó para que tuvieran al menos unos mínimos conocimientos sobre la montaña), etcétera. Lo digo porque gran parte del trabajo del director es con los actores y en las memorias que he leído, nunca veo cómo va a ser el trabajo con ellos.

También se debe añadir un plan de trabajo y calendario de la producción, que no debe ser muy largo (caso de cortometraje), ir al grano en ese punto (las jornadas que vas a emplear  y lo que vas a rodar en cada una de ellas). Si el proyecto (especialmente un largometraje) tiene ya un ayudante de dirección, podrá (y deberá) hacer un plan de rodaje más detallado. Todo depende de lo adelantada que esté la producción, obviamente. Finalmente poner una ficha con tu historial como guionista y director (se pone también en la solicitud, junto al historial de la productora) con los actores que participan, y también de los jefes del equipo técnico. Pero no hacer currículos muy extensos.

Sí me parece interesante que en la explicación de la puesta en escena por parte del director, los elementos técnicos (desde las cámaras, maquinaria a la postproducción) estén explicados (o justificados) de manera artística, pero también con vistas al presupuesto. Por ejemplo, voy a usar esta cámara en 4k porque luego en postproducción voy a hacer tales efectos en 3D debido a que narrativamente lo necesita la historia. O necesito una steady cam para todo el rodaje porque es una historia de aspecto documental (a lo Godard), donde la cámara sigue a los personajes a todos lados en sus quehaceres cotidianos. Todo eso debe estar argumentado y luego reflejado en el presupuesto.

Porque, amigos, esa es la otra parte importante de presentarse a las ayudas: hay que hacer un presupuesto que tenga toda la lógica del mundo, pero si pasarse en los distintos apartados. Para esta parte, si tienes un director de producción, casi mejor, es bueno alguien ya experimentado en presupuestos. Es un trabajo codo con codo entre director (argumentando qué necesita) y el director de producción (que a veces puede ser el propio productor). Si es un cortometraje, generalmente gran parte de la gente no cobra, pero sí debe constar que se les va a dar de alta en la Seguridad Social (eso cuesta dinero) esos días de rodaje, y así debe constar en el presupuesto, temas de seguros aparte.

Hay que recordar lo que dije al principio: una subvención pública ayuda a financiar un proyecto, pero no lo hace completamente. Puedes intentar que un proyecto se financie sólo con ayudas públicas, aunque el plan de financiación (donde cuentas cómo vas a financiar tu proyecto, con una parte de ayudas públicas, pero debe haber un apartado de inversiones privadas) tendrá poco futuro, y no olvides que como tú compiten otros muchos proyectos, luego es posible que no seas uno de los afortunados. Alguien debe poner pasta, más tarde o más temprano. Si hablamos de cortometrajes, pues hay gente que se deja sus ahorros, o dinero heredado, o dinero prestado. En mi caso, a esta última subvención a cortometraje, donde además de director y guionista, soy el productor principal (por primera vez) aportando un dinero prestado por mi venerable y anciana madre, a partir de la venta de la casa de mis abuelos. Un dinero que es prestado (tampoco es mucho, pero al menos una parte que me permita sacar esto adelante) y que espero devolver más adelante con las ayudas a la amortización que también da el Ministerio de Cultura (sí, es posible poder recuperar parte de la inversión, si todo está bien justificado y auditado, pero ésa es otra historia que ya llegará), o bien que el cortometraje (en caso del largometraje es distinto, también hay ayudas a la amortización, pero el objetivo es estrenarlo en salas comerciales) reciba muchos premios, que a veces tienen remuneración económica. Pero de antemano ya informo que en el cortometraje, ganar dinero lo que se dice ganar, pues hazte a la idea que es poco probable. Todo el dinero de la ayuda te servirá para hacer el corto, sin olvidar la distribución (festivales), que es algo que debe constar en el presupuesto. Por eso, casi nunca sobra un euro.

Bueno, ya tenemos la historia (el guión, vamos), la hemos argumentado con un bonita memoria explicativa, que se ha contrastado en un presupuesto y explicamos cómo lo vamos a pagar todo con un plan de financiación (no más de dos páginas, al menos en cortometraje). Pero luego hay una serie de certificados y requerimientos burocráticos que debes cumplir.

Obviamente, lo primero no haberte metido en (demasiados) líos en tu vida, o al menos que no conste que has estado en la trena, pero sobre todo tienes que estar al corriente de pagos con Hacienda y la Seguridad Social. Esto último puede llegar a ser una pesadilla porque si has cometido un mínimo error (por ejemplo, si eres autónomo) y te dejaste un IVA sin pagar, o un papel sin entregar, o incluso un error de la  propia Administración (como fue mi caso), pueden arruinarte todo el trabajo que has realizado para presentar tu proyecto a las ayudas del ICAA. Si no estás al corriente de pago (ojo, siempre que seas productor, en caso de ser guionista o director, simplemente firmas un contrato con el productor), ya te anuncio que tu historia, aunque sea increíble y merecedora de una nota altísima, será valorada con un cero patatero porque al Ministerio le consta que tienes una deuda. Ojo con esto, porque no es ninguna tontería, en mi caso ahora estoy volviéndome loco para resolver el tema del certificado de corriente de pagos, que me lo están denegando. Y no porque yo sea un Bárcenas o un Díaz Ferrán con cuentas en Suiza que debe dinerales a Hacienda, sino porque en uno de mis dos trabajos del año pasado, donde no cobré más allá de mil euros por cada uno, tuve que darme de alta (y luego de baja) en actividades económicas y la funcionaria que lo hizo, erró en el epígrafe correspondiente, dándome de alta como empresa, cuando tenía que haber sido simplemente como profesional. Como yo desconocía el error (pura ignorancia), en su momento no declaré el IRPF ante Hacienda (sí lo hizo la productora con la que facturé), es decir, no entregué el modelo 130 al respecto. Y claro, algo que haces unos meses atrás, que encima no cobras mucho, que tratas de ser lo más legal posible y hacer bien las cosas, pues ahora me está pasando factura, aunque sea por un error humano. Espero poder resolverlo con la ayuda del gestor que está ahora conmigo, que es mi recomendación si os metéis a producir: tener a alguien que pueda echaros una mano en estos menesteres. Los cincuenta euros que te va a cobrar no son nada comparados con los posibles errores que puedes cometer, que más adelante se convierten en dolores de muelas.

Y más o menos ya está. Todo esto, dando por supuesto que el guión ya lo tenías escrito, puede ser un mes de trabajo sin parar (siempre se llega apurado, ya aviso) y unas cuantas muchas horas delante del ordenador. Porque todo el mundo se lo curra mucho, y lo presentan con unas maquetaciones increíbles y apabullando visualmente. Si tú dominas el arte de la maquetación, o tienes un amigo/a diseñador/a que te ayude (eso es ser productor, pedir favores), perfecto, pero tampoco te agobies, lo importante es que tu historia tenga fuerza, y lo que expongas sea coherente. Luego queda competir con otros cientos, pero recuerda que el dinero que te van a dar (si eres uno de los afortunados) nunca será el 100% de lo que pides. Se pretende que la cosa esté repartida, sobre todo en estos tiempos en que los recortes han dejado algo exigua la cantidad total para todos los proyectos. Guste o no, vas a tener que buscar dinero por otra parte, ya sea mediante préstamos o ahorros propios.

Pues ésta es la experiencia de presentarse a una subvención. Suele ser un trabajo de chinos, y si estás tú solo, pues todavía es más de chinos. Así que, cuando un españolito como Dios manda se ponga a bramar en la barra de un bar con eso de que con el dinero de sus impuestos ya está bien de repartirlo entre vagos y maleantes, la respuesta a dar es que puede que tenga razón, pero tras informarle previamente sobre todo lo que hay que hacer para que te puedan conceder una subvención, si aún así le sigue pareciendo fácil al bramador bravío, finalmente queda decir eso de… ¡pues hazlo, tú, cabrón!

Continuará…

© Gonzalo Visedo


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(Resultado final tras mucho curro… y ojo que sigo resolviendo lo del certificado)

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